sábado, 26 de septiembre de 2009

Gran Carlitos

¡Vamos rápido¡… gritaba don Juan, hombre de corpulento de alta estatura que desesperado por iniciar las faenas laborales apuraba a los trabajadores, peones todos ellos, mientras ellos,- los trabajadores-, se subían en la tolva, los niños se apuraba a entrar en la cabina;. El lugar era yapatera, a diez minutos de Chulucanas, en el departamento de Piura, norte de Perú. Yapatera es un pueblo donde la mayoría de su población es de raza morena cuyas raíces sembradas desde los años de la colonia traficaban con esclavos traídos de África y en la fabrica de Jabón y curtiembres se comercializaba los esclavos, de allí nació la gran obra Matalache de Enrique López Albujar , que nos cuenta la historia de amor de un negro padrillo el y la hija del dueño de la hacienda, esta historia de amor termina con la muerte del negro quien es tirado a la tina de jabón hirviendo.

Don Juan manejaba un volquete y siempre llevaba a pequeños, morenitos ellos de la zona, que lo acompañaran en la ruta, Carlitos era uno de ellos muchacho muy hábil muy avispado quien con sus nueve años sabia donde encontrar cada cosa, ya nos habían dicho los lugareños, ¡tengan cuidado con Carlitos es muy travieso!... y de no fiar con las cosas, pero como nadie aceptaba los cometarios… siempre por su carácter jovial no le decían nada, cierto día por cosas de trabajo Don Juan visito la comisaria que estaba muy cerca de la casa donde se hospedaban los trabajadores el comisario muy amable y amigo de todos nosotros nos comentaba la historia de Carlitos, un niño que era criado por su madre y al cual nunca conoció a su padre de seguro era el motivo por la cual siempre rodeaba el campamento y compartamos la comida siempre con el, pero eso si –nos contaba el comisario- tengan cuidado con el jaja acá tiene como cuatro denuncias el tal Carlitos, que a su corta edad ya era muy conocido en el puesto policial , bueno cuales son esas denuncias? Uff si le contara, una por robarse un loro, la otra por coger fruta, la otra por un dinero que dicen se metió a la casa ( el dice que la puerta estaba abierta) y otra por una gallina, a la primera denuncia – cuenta el comisario – fui en busca de el pequeño al final lo lleve al puesto hasta que llegue su mamá, que trabajaba en la ciudad, conversamos mucho, y el, muy simpático me ayudaba en todo hasta que empezó a llegar - claro con cuatro ojos de vigilancia por las moscas jajaja - pero termine comprándole ropa y cosas para su colegio pero eso si….. Le advertí… si algo hace acá… ¡al calabozo de frente jajaja! el tal peculiar Carlitos se ganaba la confianza… No se cual seria su final del pequeño la obra culmino todos nos fuimos, yo termine entregando la casa donde nos hospedábamos y quien sabe algún día ya mayor me encuentre con el tal Carlitos Dios sabe en que situación.