viernes, 25 de marzo de 2016

Dejen Descansar a los Muertos IV





Don Cesar, sonriendo me dijo,
Mire joven, para huaquear se necesita ciertos rituales, no es cosa de ponerse a cavar en el lugar indicado y sacar objetos, me menciono una serie de pasos que un huaquero necesita hacer antes de empezar a buscar donde escarbar.
Lo primero pedir permiso a los espíritus por sacrílego que uno va a cometer, luego fumar cigarros negros mientras se hacen unas oraciones a los muertos, después de encontrar los objetos sacar solo lo deseado, no todo, luego mas oraciones y colocar los objetos como los encontraron colocar la tumba como estaba, mas cigarros negros y dejar cigarros negros en la tumba como una ofrenda  por lo sustraído y  beber también un aguardiente mientras se hace toda la operación, después a modo de despedirse agradecer a los espíritus, tapar todo y dejar como lo han encontrado, es todo un ritual el huaquear.
Le pregunte sobre los objetos sustraídos y de ¿cómo podría alejar a espíritu que se aparece en mi casa y no me deja tranquilo?
Solo tienes que hacer una cosa, me respondió... 
Tienes que tirar todo los objetos sustraídos lo más lejos de tu casa, pide perdón y solo los tiras, no dejes nada en tu casa, de preferencia cerca en un rio o desmonte… lejos de tu casa. Esa tarde solo agarre los objetos, esta vez no pensaba en lo que perdería, no pensaba en lo que dejaría de ganar, solo pensaba en alejar al espíritu de mi casa y que me deje tranquilo de una vez.
Muy lejos de mi casa hice lo indicado por Don Cesar, tire todo los objetos, pidiendo perdón por irrumpir en la tumba y tomar sus pertenencias sin permiso, les confieso que sentí un gran alivio al tirar toda las cosas, un gran alivio interno y lo mejor el volver a dormir tranquilo, sin ningún “espíritu” visitante nocturno tratando de reclamar lo que es suyo.


Alfonso Ruiz Arbulu

Dejen Descansar a los Muertos III



Ya de noche llegamos a los tanques de petróleo, luego al cruce, faltaba  solo llegar a la carretera y tomar el bus hasta  la ciudad.
Ya en casa, deje el morral con las cosas y a cambiarme de ropa y darme un baño relajante, en mi habitación solo pensaba en cuanto dinero me darían por los objetos encontrados, y en ponerme en contacto con la persona que me compraría o me ofrecería por los objetos incaicos. El cansancio hizo que me acueste temprano. Lo que paso esa noche, era algo aterrador, no pude dormir, sentía que me miraban, al final el cansancio pudo mas,  me quede dormido y también empezaron las pesadillas, era una mujer que me estaba ahorcando y yo luchaba con ella pero no me podía mover, era tan real que sentía sus dedos en mi cuello y  me faltaba el aire y trataba de gritar y no podía, de encender la luz y no podía, mientras que esta mujer seguía ahorcándome con mayor fuerza…. Pude lograr ver el rostro y era una mujer de rasgos incaicos y me repetía hablaba en un idioma que no entendía, hasta que por fin pude encender la luz de mi lámpara y me sentía sofocado muy sudoroso y sintiendo la extraña sensación que alguien se encontraba en la habitación, esa noche no pude dormir bien, al final la noche la pase con la luz encendida solo así no tuve mas pesadilla.
A la mañana siguiente fui a buscar a mi amigo Ricardo, pero gran sorpresa, el se adelanto a decirme que paso una noche terrorífica, el su esposa y su hija, todos no pudieron dormir nada, el personalmente me conto que sentía que una mujer la estaba ahorcando y no podía quitársela de encima, su hija lloro toda la noche y su esposa se sentía que alguien la miraba a lo lejos en la habitación.
 “¿Coincidencia? Definitivamente no era así,”
“había algo que no estaba bien y que un espíritu intranquilo nos judía la existencia”. Ese mismo día fui por respuestas y lo mejor para darlas era los amigos naturistas o algunos curiosos del tema,
- Don cesar, el más experimentado de todos fue el que me aclaro la pesadilla de esa noche.
 “Lo que pasa, es que en tu casa hay un espíritu intranquilo que busca algo o hay algo en tu casa que no te pertenece le pertenece a un espíritu que esta reclamando lo suyo”,
 Bueno, la verdad de espíritus difícil creer que no te dejen dormir, pero lo sucedido esa noche mi incredulidad se hizo a un lado y me hizo conocer que con los espíritus no se juega. Sin pensarlo le conté las peripecias que habíamos hecho el día anterior la gran aventurar de huaquear en un cementerio Inca y de los objetos sustraídos en el lugar, Don Cesar, con una mirada profunda y de gran asombro me dijo
 – dime exactamente que fue lo  que hicieron…

- bueno ligeramente le explique como habíamos sustraídos los objetos y los que tenia en mi poder y en donde estaban – 

Dejen Descansar a los Muerto II

Ya casi veinte minutos de camino nos acercábamos a una zona donde ya habían rastros de haber sido huaqueada muchos huecos por algunos lados unos muy profundos otros encima y muchos restos de huacos, vasijas de barro totalmente rotas imposibles de armar  e identificar. Ricardo me dijo… empecemos acá, es una zona donde nadie ha buscado, así lo hicimos, primero con la lanza introduciéndola en la arena para poder tocar algo en lo profundo, así introduciendo de a pocos  por un rato como palpando la playa hasta sentir que chocas con algo en el interior.
¡Por fin acá hay algo! Le dije rápidamente, Ricardo se acercó y me dijo no introduzcas con fuerza,  podrías romper lo que hay enterrado, lo mas seguro seria un huaco. Iniciamos la excavación con mucho cuidado  con la palana que llevamos cavamos menos de metro y medio hasta que logramos tocar con algo frágil, lo lamentable era que con la emoción le dimos muy duro al objeto, que al desenterrarlo poco a poco y limpiarlo identificamos  un huaco ya roto por el golpe de la lanza, de todas maneras era algo increíble ver lo que habíamos encontrado, así seguimos en el mismo lugar encontrando mas cosas; un telar ya rasgado unos palitos que al ver eran de tejer, fácil deducción lógica… estábamos cavando la tumba de una mujer inca, al final lo que logramos juntar eran en total 4 objetos: un telar unos palitos de tejer unos hilos y una canasta pequeña todos en un buen estado, definitivamente era la tumba de una mujer inca tejedora, aparte de unos huacos, los objetos estaban en buen estado a pesar de estar en un lugar húmedo por estar en la playa.
Luego continuamos en otro lugar introduciendo la lanza para buscar mas objetos, una tumba mas,  - me dije-   no paso mucho tiempo y logramos encontrar otra mas, esta era mas fácil estaba no tan profundo era un jarrón y enorme, tuvimos mas cuidado al desarenarlo, nos tomo como media hora pero logramos desenterrarlo intacto, era hermoso muy grande un enorme jarrón al parecer los que utilizaban los incas para transportar el agua, seria de unos  50 cm. bien pintado con los colores de la cultura moche, ya teníamos dos tumbas excavadas, y unos objetos, que en el mercado negro recibiríamos mucho dinero,  sin darnos cuenta ya eran casi las 6 de la tarde, nos miramos con Ricardo, definitivamente era la hora de partir con lo que teníamos, las cosas pequeñas que sacamos de la tumba de la mujer inca no había nada de problema simplemente lo guarde en  mi morral, y listo el gran problema era la gran jarrón que  encontramos, el tiempo apremia, y nos propusimos cargarlo y así emprendimos el regreso, siempre teniendo en cuenta el mismo camino que usamos, pero cargar con el enorme jarrón, nos retrasaba mucho y era  muy pesado, nos detuvimos un instante y decidimos que lo mejor era dejarlo enterrarlo por algún lado, sin perder tiempo fue lo que hicimos, lo enterramos por algún lado en la playa y emprendimos el regreso, ya el sol se estaba ocultando , nosotros en silencio solo caminábamos y solo pensábamos en lo que llevábamos, pero el ruido de las olas y el viento a veces nos hacia imaginar cosas, - mi amigo, Ricardo,  en un momento me decía
 Siento que nos siguen…  era una sensación extraña –me dijo muy tembloroso
Siento que nos siguen desde que salimos de las tumbas

 -mejor no mirar atrás y sigue caminando-

Dejen Descansar a los Muertos I

Dejen Descansar a los Muertos
Lo tengo… ¡por fin me dieron la ubicación exacta del cementerio Inca!...     “me decía muy emocionado Ricardo”, con toda la ilusión de ir lo mas pronto posible a huaquear.
Teníamos planeado ya desde varios días visitar aquella tumba inca, todo a raíz de una conversación de unos amigos de universidad, donde nos contaron de un lugar  prácticamente desconocido, un lugar donde solo algunos huaqueros en secreto iban en semana santa (días  que según la tradición es especial para ello, porque los dioses no molestan),
Bien le dije…  cual es la dirección. ¡Al sur de la playa lobos, en Puerto Eten! -me decía Ricardo- ya lo habíamos intentado otras veces pero  nunca dimos con el lugar exacto; tenemos que ir temprano es caminando como hora y media al sur, a orilla de playa. Luego unos veinte minutos adentro de la playa.
Bueno, es perfecto, ahora solo ponernos de acuerdo el día y la hora de salida.
Elegimos un miércoles salir a las 9 de la mañana a puerto Eten, nos tomaría solo cuarenta minutos el llegar al cruce donde nos bajaríamos para caminar con destino a la Playa lobos, pensamos que esa era la hora indicada.
Muy temprano ya en el día indicado, nos preparamos; unos costales, una pequeña palana  y una lanza de fierro delgado, eso era para poder ubicar los huacos o artículos dentro de la arena. Ya en el bus, solo pensábamos y a veces platicábamos con Ricardo, lo que podíamos encontrar en aquel lugar,… el  viaje se hizo rápido, sin ningún retraso.
 Listo  ¡acá nos bajamos!... le dije a chofer, ya en el cruce emprendimos la caminata hacia los tanques de Petróleo. Fueron como treinta minutos de caminata hasta que por fin llegamos a la primera parada donde teníamos que cruzar el control y solicitarles el permiso a los señores de seguridad; todos tenían que pasar aquel control si deseaba llegar a la playa Lobos.
Ya en orilla de playa directo…  hacia el sur…  dijo Ricardo, así tenemos que caminar como hora y media. Tuvimos suerte el día estaba nublado, mucho viento, pero el paisaje era relajante y la verdad se nos hizo corto, conversando de la forma como iniciaríamos la búsqueda de las ornamentas y las posibles cosas que sacaríamos, pero bueno, el camino se hizo relativamente corto,  por ratos nos acompañaban las gaviotas, por otro solo éramos dos personas con muchas ilusiones de encontrar cosas que venderíamos al mejor postor.

Por fin con exactitud. Una hora y media de camino, ahora hacia adentro de la playa unos 20 minutos, cuando mas nos acercábamos sentíamos la sensación descubrir las ornamentas allí enterradas, era todo un cementerio Inca, toda una zona llena de tumbas donde encontraríamos de seguro muchos huacos ornamentas y demás objetos.