Ya
casi veinte minutos de camino nos acercábamos a una zona donde ya habían rastros
de haber sido huaqueada muchos huecos por algunos lados unos muy profundos
otros encima y muchos restos de huacos, vasijas de barro totalmente rotas
imposibles de armar e identificar.
Ricardo me dijo… empecemos acá, es una zona donde nadie ha buscado, así lo
hicimos, primero con la lanza introduciéndola en la arena para poder tocar algo
en lo profundo, así introduciendo de a pocos
por un rato como palpando la playa hasta sentir que chocas con algo en
el interior.
¡Por
fin acá hay algo! Le dije rápidamente, Ricardo se acercó y me dijo no
introduzcas con fuerza, podrías romper
lo que hay enterrado, lo mas seguro seria un huaco. Iniciamos la excavación con
mucho cuidado con la palana que llevamos
cavamos menos de metro y medio hasta que logramos tocar con algo frágil, lo
lamentable era que con la emoción le dimos muy duro al objeto, que al
desenterrarlo poco a poco y limpiarlo identificamos un huaco ya roto por el golpe de la lanza, de
todas maneras era algo increíble ver lo que habíamos encontrado, así seguimos
en el mismo lugar encontrando mas cosas; un telar ya rasgado unos palitos que
al ver eran de tejer, fácil deducción lógica… estábamos cavando la tumba de una
mujer inca, al final lo que logramos juntar eran en total 4 objetos: un telar
unos palitos de tejer unos hilos y una canasta pequeña todos en un buen estado,
definitivamente era la tumba de una mujer inca tejedora, aparte de unos huacos,
los objetos estaban en buen estado a pesar de estar en un lugar húmedo por
estar en la playa.
Luego
continuamos en otro lugar introduciendo la lanza para buscar mas objetos, una
tumba mas, - me dije- no paso mucho tiempo y logramos encontrar
otra mas, esta era mas fácil estaba no tan profundo era un jarrón y enorme,
tuvimos mas cuidado al desarenarlo, nos tomo como media hora pero logramos
desenterrarlo intacto, era hermoso muy grande un enorme jarrón al parecer los
que utilizaban los incas para transportar el agua, seria de unos 50 cm. bien pintado con los colores de la cultura
moche, ya teníamos dos tumbas excavadas, y unos objetos, que en el mercado negro
recibiríamos mucho dinero, sin darnos
cuenta ya eran casi las 6 de la tarde, nos miramos con Ricardo, definitivamente
era la hora de partir con lo que teníamos, las cosas pequeñas que sacamos de la
tumba de la mujer inca no había nada de problema simplemente lo guarde en mi morral, y listo el gran problema era la
gran jarrón que encontramos, el tiempo
apremia, y nos propusimos cargarlo y así emprendimos el regreso, siempre
teniendo en cuenta el mismo camino que usamos, pero cargar con el enorme
jarrón, nos retrasaba mucho y era muy
pesado, nos detuvimos un instante y decidimos que lo mejor era dejarlo
enterrarlo por algún lado, sin perder tiempo fue lo que hicimos, lo enterramos
por algún lado en la playa y emprendimos el regreso, ya el sol se estaba
ocultando , nosotros en silencio solo caminábamos y solo pensábamos en lo que
llevábamos, pero el ruido de las olas y el viento a veces nos hacia imaginar
cosas, - mi amigo, Ricardo, en un
momento me decía
Siento que nos siguen… era una sensación extraña –me dijo muy
tembloroso
Siento que
nos siguen desde que salimos de las tumbas
-mejor no mirar atrás y sigue caminando-
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