viernes, 25 de marzo de 2016

Dejen Descansar a los Muertos I

Dejen Descansar a los Muertos
Lo tengo… ¡por fin me dieron la ubicación exacta del cementerio Inca!...     “me decía muy emocionado Ricardo”, con toda la ilusión de ir lo mas pronto posible a huaquear.
Teníamos planeado ya desde varios días visitar aquella tumba inca, todo a raíz de una conversación de unos amigos de universidad, donde nos contaron de un lugar  prácticamente desconocido, un lugar donde solo algunos huaqueros en secreto iban en semana santa (días  que según la tradición es especial para ello, porque los dioses no molestan),
Bien le dije…  cual es la dirección. ¡Al sur de la playa lobos, en Puerto Eten! -me decía Ricardo- ya lo habíamos intentado otras veces pero  nunca dimos con el lugar exacto; tenemos que ir temprano es caminando como hora y media al sur, a orilla de playa. Luego unos veinte minutos adentro de la playa.
Bueno, es perfecto, ahora solo ponernos de acuerdo el día y la hora de salida.
Elegimos un miércoles salir a las 9 de la mañana a puerto Eten, nos tomaría solo cuarenta minutos el llegar al cruce donde nos bajaríamos para caminar con destino a la Playa lobos, pensamos que esa era la hora indicada.
Muy temprano ya en el día indicado, nos preparamos; unos costales, una pequeña palana  y una lanza de fierro delgado, eso era para poder ubicar los huacos o artículos dentro de la arena. Ya en el bus, solo pensábamos y a veces platicábamos con Ricardo, lo que podíamos encontrar en aquel lugar,… el  viaje se hizo rápido, sin ningún retraso.
 Listo  ¡acá nos bajamos!... le dije a chofer, ya en el cruce emprendimos la caminata hacia los tanques de Petróleo. Fueron como treinta minutos de caminata hasta que por fin llegamos a la primera parada donde teníamos que cruzar el control y solicitarles el permiso a los señores de seguridad; todos tenían que pasar aquel control si deseaba llegar a la playa Lobos.
Ya en orilla de playa directo…  hacia el sur…  dijo Ricardo, así tenemos que caminar como hora y media. Tuvimos suerte el día estaba nublado, mucho viento, pero el paisaje era relajante y la verdad se nos hizo corto, conversando de la forma como iniciaríamos la búsqueda de las ornamentas y las posibles cosas que sacaríamos, pero bueno, el camino se hizo relativamente corto,  por ratos nos acompañaban las gaviotas, por otro solo éramos dos personas con muchas ilusiones de encontrar cosas que venderíamos al mejor postor.

Por fin con exactitud. Una hora y media de camino, ahora hacia adentro de la playa unos 20 minutos, cuando mas nos acercábamos sentíamos la sensación descubrir las ornamentas allí enterradas, era todo un cementerio Inca, toda una zona llena de tumbas donde encontraríamos de seguro muchos huacos ornamentas y demás objetos.

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