Dejen Descansar a los Muertos
Lo
tengo… ¡por fin me dieron la ubicación exacta del cementerio Inca!... “me
decía muy emocionado Ricardo”, con toda la ilusión de ir lo mas pronto posible
a huaquear.
Teníamos
planeado ya desde varios días visitar aquella tumba inca, todo a raíz de una
conversación de unos amigos de universidad, donde nos contaron de un lugar prácticamente desconocido, un lugar donde
solo algunos huaqueros en secreto iban en semana santa (días que según la tradición es especial para ello,
porque los dioses no molestan),
Bien
le dije… cual es la dirección. ¡Al sur
de la playa lobos, en Puerto Eten! -me decía Ricardo- ya lo habíamos intentado
otras veces pero nunca dimos con el
lugar exacto; tenemos que ir temprano es caminando como hora y media al sur, a
orilla de playa. Luego unos veinte minutos adentro de la playa.
Bueno,
es perfecto, ahora solo ponernos de acuerdo el día y la hora de salida.
Elegimos un
miércoles salir a las 9 de la mañana a puerto Eten, nos tomaría solo cuarenta
minutos el llegar al cruce donde nos bajaríamos para caminar con destino a la
Playa lobos, pensamos que esa era la hora indicada.
Muy
temprano ya en el día indicado, nos preparamos; unos costales, una pequeña
palana y una lanza de fierro delgado,
eso era para poder ubicar los huacos o artículos dentro de la arena. Ya en el
bus, solo pensábamos y a veces platicábamos con Ricardo, lo que podíamos
encontrar en aquel lugar,… el viaje se
hizo rápido, sin ningún retraso.
Listo ¡acá
nos bajamos!... le dije a chofer, ya en el cruce emprendimos la caminata hacia los
tanques de Petróleo. Fueron como treinta minutos de caminata hasta que por fin
llegamos a la primera parada donde teníamos que cruzar el control y solicitarles
el permiso a los señores de seguridad; todos tenían que pasar aquel control si
deseaba llegar a la playa Lobos.
Ya
en orilla de playa directo… hacia el sur…
dijo Ricardo, así tenemos que caminar
como hora y media. Tuvimos suerte el día estaba nublado, mucho viento, pero el
paisaje era relajante y la verdad se nos hizo corto, conversando de la forma
como iniciaríamos la búsqueda de las ornamentas y las posibles cosas que
sacaríamos, pero bueno, el camino se hizo relativamente corto, por ratos nos acompañaban las gaviotas, por
otro solo éramos dos personas con muchas ilusiones de encontrar cosas que
venderíamos al mejor postor.
Por
fin con exactitud. Una hora y media de camino, ahora hacia adentro de la playa
unos 20 minutos, cuando mas nos acercábamos sentíamos la sensación descubrir
las ornamentas allí enterradas, era todo un cementerio Inca, toda una zona
llena de tumbas donde encontraríamos de seguro muchos huacos ornamentas y demás
objetos.
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