El Sastre
Cerca de
mi casa, contaría siete casas después de la mía, todas las mañanas acudía
a comprar el pan muy temprano; era la bodega de doña Catalina, muy caserito yo
saludaba cordialmente a la casera, ¡buenos días doña catalina!!, riguroso un
buen caballero desde el inicio de la de mi entrada a la bodega y con todo
cordialidad que a mi saludo acompañaba siempre una sonrisa alegrando siempre la
mañana, doña cata como cariñosamente la llamaba me atendía con toda amabilidad
y contándome los últimos chismes de la cuadra y los chistes del momento, son
terribles me decía; acá llega todo tipo de comentarios y por voluntad propia
¡yo ni les pregunto!!!, una de las clientes también de doña catalina era una joven señora margarita,
una vecina recién llegada al barrio, una hermosa joven mujer casada y con
dos hijas mujeres una de meses y otra de dos años, sabíamos que era esposa de
un gendarme , era de la Guardia Republicana, un fortachón que nadie se atrevía
a miras a su esposa, doña Margarita, cuando él estaba presente jajá.
Los meses
pasaban... no era muy asidua pero llegaba a la misma hora, nos veíamos muy temprano
haciendo las compras para el desayuno; iniciando la mañana doña
margarita.... así es joven esperemos que este día sea tranquilo y que no haya
mucha delincuencia ni terrorismo, es algo que está afectando mucho al Perú,
estamos a mil problemas pero seguimos en la lucha, así es doña margarita es una
época difícil la que nos toca vivir pero saldremos adelante.
Siempre,
ella respetuosa me contestaba los saludos y a veces charlamos unos
minutos con todo el respeto de una buena vecina, y también ella se había hecho
amigas y todos muy amablemente hablaban de ella.
Un mañana
doña catalina me dio la mala noticia, nuestra amiga margarita se había
mudado a otra ciudad, fue algo repentino… a su marido lo habían cambiado de
lugar y todo muy rápido se mudó, fue tan
solo unos días antes que departíamos amenamente muchas cosas sobre la problemática
actual, me quedo el recuerdo de ese día, aquella bella mujer ya no la vería más
por las mañanas.
El tiempo
paso, se acumularon muchos años yo termine mi bachillerato conseguí trabajo
fuera de mi ciudad… en el norte , era en una escuela que para bien o mal tenía
algo seguro, pero las salarios no eran como uno deseaba , en esa época un
auxiliar en educación ganaba muy poco, vivía en las afueras de Chiclayo ciudad
donde trabajaba , alquile una casita que por un tiempo compartía con una
compañera sin necesidad del matrimonio fuimos conviviendo hasta que ella se mudó
diciendo que tenía una oportunidad en Lima, la capital, después de una
pequeña discusión y un intento porque las cosas mejorarían nos dijimos
adiós con la promesa que algún día nos reuniríamos
de nuevo, pero bueno eso nunca llego a suceder… a pesar de numerosas cartas y
llamadas telefónicas, definitivamente no era lo mismo y el cariño que uno
sentía se fue enfriando y alargando las llamadas y las cartas hasta poner fin a
todo el tiempo compartido.
Logre a
pesar de lo difícil que era la economía comprarme un carrito, con el fin
de poder incrementar más mi entrada monetaria mensual, lo pude poner a trabajar
en un comité de la ruta Chiclayo – Ferreñafe. La ciudad de la doble Fe le dicen, situada a veinte minutos de Chiclayo, yo
podía trabajar a la salida del colegio. En el comité tenía el turno de la tarde hasta la noche, y así
lo hice, acomode mis horarios y lo pude lograr, tenía más ingresos, mi tiempo
copado, la felicidad de poder ahorrar más y me podía sentir tranquilo y mas
holgado económicamente.
Un día
esperando pasajeros como las cuatro de la tarde, se sentó una mujer, a primera
vista impactaba muy fachosa blanca unos lentes enormes que cubrían bien sus ojos y algo más de sus facciones, muy
bien vestida, simplemente la mire por el retrovisor un saludo cordial y sin
cruzar una palabra más hacia mi trabajo en llevar a los pasajeros hasta su
destino. Se hizo cliente habitual, desde la primera vez que la vi sabía que era
una mujer que yo conocía, solo tenía que recordar hasta que la vi sin lentes se
me hizo más familiar, a pesar que siempre ella prefería sentarse en la parte
posterior del auto un día le recordé
donde la conocía, y si era ella la señora Margarita, la doña que siempre nos
encontrábamos en la bodega de doña catalina por las mañanas. Era del mi barrio
aunque solo estuvo un año lo suficiente fue para no poder olvidar a tan hermosa
mujer. A pesar de mi alegría de verla las preguntas de rigor, siempre por su
vida, ella muy cortante y desinteresada en conversar con migo se descansaba en
el asiento sin decir nada hasta llegar a destino que era el parque principal de
ferreñafe. Allí ella se despedía bajaba y caminaba en dirección a la calle
aledaña al paradero hasta que la perdía de vista. Viajera habitual por meses a
veces desaparecía un tiempo luego de nuevo viajaba. Un día más decidida a conversar me conto que
su marido había fallecido en un accidente de trabajo, y le pregunte por sus
hijas, que estaban bien Vivian en Chiclayo con ella, que tenía una pensión pero
que la situación estaba difícil y simplemente estaba luchando por sus hijas en
sacarlas adelante de eso ya muchos años
de su viudez, yo calculaba que habrá pasado casi diez años a mas desde la
última vez que la vi.
Todo un
galán me comporte, una mujer hermosa y
viuda, muchas veces la invite a salir con todo el respeto pero nunca accedía a
mis invitaciones solo me miraba y me decía que no, al igual que su trabajo
nunca dijo el lugar, pues mi ofrecimiento para recogerla también le propuse
simplemente no y se marchaba.
Un día conversando con los del comité uno de
ellos me dijo desinteresadamente que la señora entraba donde El sastre…. ¿el
sastre? Si… me dijo, Yo vivo a media cuadra y la veo entrar allí, de seguro
trabaja para el sastre deberías ir a allá y preguntar, ¡pero el sastre…! me
imagine a doña margarita con su máquina de coser a todo full cociendo y todo,
bueno me dije, será motivo de visitar y aprovechar al señor sastre y hacer la
respectiva consulta sobre un pantalón o un terno.
Un día la
pude seguir y efectivamente doña margarita había entrado a la sastrería, había
un par de tipos allí, simplemente espere que se fueran y pude entrar, me acerqué
al señor, lo salude muy cordialmente…Buenos Días señor! el sentado en su máquina
de coser mirando a ambos lados contesto el saludo…yo no veía a nadie más y le
pregunte por la señora margarita y me mira y me dijo que acá no había nadie con
ese nombre, extrañado yo la describí y él me dijo ah sí Carmen está en el la
puerta dos pase por allí detrás de la cortina… detrás de la cortina puerta dos… bueno sospechosamente me
imaginaba lo peor o lo mejor según mis intenciones pensé… la puerta estaba
entre abierta, empujando cuidadosamente la vi a ella allí sentada y mirándonos
fijamente.. la verdad nos quedamos mudos… justo cuando iba a iniciar la conversación
ella se levantó y de una sola bofetada
me pidió que me vaya…. Plop! Cachete rojo…! Simplemente la mire y me di
media vuelta y me retire de la sastrería, fue la última vez que vi a tan hermosa mujer, hasta ahora me
pregunto porque de su reacción o porque de su comportamiento una mujer tan
hermosa que de seguro no le faltarían los pretendientes… al legar al colectivo
mi amigo me dijo…¿cómo te fue? simplemente lo mire le dije porque no me contaste
que cosa era en verdad El sastre y con una carcajada me dijo que pensaba que yo
sabía que era en realidad aparte de ser sastre el tío alquilaba habitaciones a
tres o cuatro mujeres para que hagan su negocio. Tiempo después me entere que
el sastre había cerrado que tuvo problemas con las autoridades y simplemente cerró
sus puertas de seguro a confeccionar sus ternos y pantalones a otra lado , la
cosa es que no me imagino a doña margarita siguiendo en ese negocio…juzgarla?...no..
Pero nadie es dueño de la verdad solo uno de sus actos.