martes, 15 de agosto de 2017

El Sastre




El  Sastre

Cerca de mi casa, contaría  siete casas después de la mía, todas las mañanas acudía a comprar el pan muy temprano; era la bodega de doña Catalina, muy caserito yo saludaba cordialmente a la casera, ¡buenos días doña catalina!!, riguroso un buen caballero desde el inicio de la de mi entrada a la bodega  y con todo cordialidad que a mi saludo acompañaba siempre una sonrisa alegrando siempre la mañana, doña cata como cariñosamente la llamaba me atendía con toda amabilidad y contándome los últimos chismes de la cuadra y los chistes del momento, son terribles me decía; acá llega todo tipo de comentarios y por voluntad propia ¡yo ni les pregunto!!!, una de las clientes también de  doña catalina era una joven señora margarita, una vecina recién llegada al barrio,  una hermosa joven mujer casada y con dos hijas mujeres una de meses y otra de dos años, sabíamos que era esposa de un gendarme , era de la Guardia Republicana, un fortachón que nadie se atrevía a miras a su esposa, doña Margarita, cuando él estaba presente jajá.
Los meses pasaban... no era muy asidua pero llegaba   a la misma hora, nos veíamos muy temprano haciendo las compras para el desayuno;  iniciando la mañana doña margarita.... así es joven esperemos que este día sea tranquilo y que no haya mucha delincuencia ni terrorismo, es algo que está afectando mucho al Perú, estamos a mil problemas pero seguimos en la lucha, así es doña margarita es una época difícil la que nos toca vivir pero saldremos adelante.   
Siempre, ella respetuosa me contestaba los saludos y a veces charlamos  unos minutos con todo el respeto de una buena vecina, y también ella se había hecho amigas y todos muy amablemente hablaban de ella.
Un mañana  doña catalina me dio la mala noticia, nuestra amiga margarita se había mudado a otra ciudad, fue algo repentino… a su marido lo habían cambiado de lugar  y todo muy rápido se mudó, fue tan solo unos días antes que departíamos amenamente muchas cosas sobre la problemática actual, me quedo el recuerdo de ese día, aquella bella mujer ya no la vería más por las mañanas. 

El tiempo paso, se acumularon muchos años yo termine mi bachillerato conseguí trabajo fuera de mi ciudad… en el norte , era en una escuela que para bien o mal tenía algo seguro, pero las salarios no eran como uno deseaba , en esa época un auxiliar en educación ganaba muy poco, vivía en las afueras de Chiclayo ciudad donde trabajaba , alquile una casita que por un tiempo  compartía con una compañera sin necesidad del matrimonio fuimos conviviendo hasta que ella se mudó  diciendo que tenía una oportunidad en Lima, la capital, después de una pequeña discusión y un intento porque las cosas mejorarían  nos dijimos adiós con la  promesa que algún día nos reuniríamos de nuevo, pero bueno eso nunca llego a suceder… a pesar de numerosas cartas y llamadas telefónicas, definitivamente no era lo mismo y el cariño que uno sentía se fue enfriando y alargando las llamadas y las cartas hasta poner fin a todo el tiempo  compartido.
Logre a pesar de lo difícil que era la economía  comprarme un carrito, con el fin de poder incrementar más mi entrada monetaria mensual, lo pude poner a trabajar en un comité de la ruta Chiclayo – Ferreñafe. La ciudad de la doble Fe le dicen,  situada a veinte minutos de Chiclayo, yo podía trabajar a la salida del colegio. En el comité  tenía el turno de la tarde hasta la noche, y así lo hice, acomode mis horarios y lo pude lograr, tenía más ingresos, mi tiempo copado, la felicidad de poder ahorrar más y me podía sentir tranquilo y mas holgado económicamente.
           
Un día esperando pasajeros como las cuatro de la tarde, se sentó una mujer, a primera vista impactaba muy fachosa blanca unos lentes enormes que cubrían  bien sus ojos y algo más de sus facciones, muy bien vestida, simplemente la mire por el retrovisor un saludo cordial y sin cruzar una palabra más hacia mi trabajo en llevar a los pasajeros hasta su destino. Se hizo cliente habitual, desde la primera vez que la vi sabía que era una mujer que yo conocía, solo tenía que recordar hasta que la vi sin lentes se me hizo más familiar, a pesar que siempre ella prefería sentarse en la parte posterior del auto  un día le recordé donde la conocía, y si era ella la señora Margarita, la doña que siempre nos encontrábamos en la bodega de doña catalina por las mañanas. Era del mi barrio aunque solo estuvo un año lo suficiente fue para no poder olvidar a tan hermosa mujer. A pesar de mi alegría de verla las preguntas de rigor, siempre por su vida, ella muy cortante y desinteresada en conversar con migo se descansaba en el asiento sin decir nada hasta llegar a destino que era el parque principal de ferreñafe. Allí ella se despedía bajaba y caminaba en dirección a la calle aledaña al paradero hasta que la perdía de vista. Viajera habitual por meses a veces desaparecía un tiempo luego de nuevo viajaba.  Un día más decidida a conversar me conto que su marido había fallecido en un accidente de trabajo, y le pregunte por sus hijas, que estaban bien Vivian en Chiclayo con ella, que tenía una pensión pero que la situación estaba difícil y simplemente estaba luchando por sus hijas en sacarlas adelante  de eso ya muchos años de su viudez, yo calculaba que habrá pasado casi diez años a mas desde la última vez que la vi.
Todo un galán me comporte,  una mujer hermosa y viuda, muchas veces la invite a salir con todo el respeto pero nunca accedía a mis invitaciones solo me miraba y me decía que no, al igual que su trabajo nunca dijo el lugar, pues mi ofrecimiento para recogerla también le propuse simplemente no y se marchaba.
 Un día conversando con los del comité uno de ellos me dijo desinteresadamente que la señora entraba donde El sastre…. ¿el sastre? Si… me dijo, Yo vivo a media cuadra y la veo entrar allí, de seguro trabaja para el sastre deberías ir a allá y preguntar, ¡pero el sastre…! me imagine a doña margarita con su máquina de coser a todo full cociendo y todo, bueno me dije, será motivo de visitar y aprovechar al señor sastre y hacer la respectiva consulta sobre un pantalón o un terno.

Un día la pude seguir y efectivamente doña margarita había entrado a la sastrería, había un par de tipos allí, simplemente espere que se fueran y pude entrar, me acerqué al señor, lo salude muy cordialmente…Buenos Días señor! el sentado en su máquina de coser mirando a ambos lados contesto el saludo…yo no veía a nadie más y le pregunte por la señora margarita y me mira y me dijo que acá no había nadie con ese nombre, extrañado yo la describí y él me dijo ah sí Carmen está en el la puerta dos pase por allí detrás de la cortina… detrás de la cortina  puerta dos… bueno sospechosamente me imaginaba lo peor o lo mejor según mis intenciones pensé… la puerta estaba entre abierta, empujando cuidadosamente la vi a ella allí sentada y mirándonos fijamente.. la verdad nos quedamos mudos… justo cuando iba a iniciar la conversación ella se levantó y de una sola bofetada  me pidió que me vaya…. Plop! Cachete rojo…! Simplemente la mire y me di media vuelta y me retire de la sastrería, fue la última vez que  vi a tan hermosa mujer, hasta ahora me pregunto porque de su reacción o porque de su comportamiento una mujer tan hermosa que de seguro no le faltarían los pretendientes… al legar al colectivo mi amigo me dijo…¿cómo te fue? simplemente lo mire le dije porque no me contaste que cosa era en verdad El sastre y con una carcajada me dijo que pensaba que yo sabía que era en realidad aparte de ser sastre el tío alquilaba habitaciones a tres o cuatro mujeres para que hagan su negocio. Tiempo después me entere que el sastre había cerrado que tuvo problemas con las autoridades y simplemente cerró sus puertas de seguro a confeccionar sus ternos y pantalones a otra lado , la cosa es que no me imagino a doña margarita siguiendo en ese negocio…juzgarla?...no.. Pero nadie es dueño de la verdad solo uno de sus actos.

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